Congreso Familias Lectoras En Red (Granada) CEIP San Walabonso


El pasado días 21 y 22, nos invitó a los abuelos el (CEIP) Colegio San Walabonso a un Congreso en Granada en el Parque de las Ciencias, sobre Familias Lectoras En Red, para que los abuelos y abuelas narrasen relatos sobre nuestras escuelas en aquellos años 50, y todos contamos nuestros recuerdos y anécdotas.

Esto fue mas o menos lo que se contó, así que quiero dedicar esta anécdota, al colegio CEIP San Walaboso para que todos los que no estuvieron, puedan leer y aprecien la diferencia que hubo entre aquellos años y los de hay en día.

Mi escuela

Cuando fui por primera vez a la escuela tenia 6 o 7 años.

Entonces yo conocí uno de los primeros maestros: Don José al que los niños apodábamos “el Baldao”, ya que se movía en una silla de ruedas por tener una gran discapacidad.

De aquellos tiempos tengo una idea muy vaga y poco grata. Su pedagogía era unas varas que algunos de los alumnos cortaban en la puerta Sevilla en unos matorrales que se criaban allí. Los azotes no eran por mí, por mis culpas infantiles, sino, simplemente, me convertía en victima propiciatoria de su humor o se dejaba llevar por las acusaciones de los mas mayores.

El lema de este “profesor” era la letra con sangre entra, y solía llevarlo a rajatabla

Yo fui como vosotros, niños iliplenses, un chiquillo travieso que jamás hizo una sola “rabona”. Quiero decir, que no hice “novillos”.

Mi escuela, era más difícil que la vuestra.

Eran en los tiempos que, si el niño, asustado, quería ir a su casa, a refugiarse en su hogar, había unos niños mayores, llamados “los galgos de José baldao”, que se encargaban de aquellos que conseguían escapar, y que inexorablemente, te daban alcance y te reintegraban al sufrimiento cotidiano.

Las varas del “Mudito”, que es el que se la regalaba al maestro, los “galgos”, las lecciones de corrido, sin comprenderlas, todo ello, los damos por felizmente fenecidas.

Hoy, vosotros, paisanitos de mis hijos, tenéis otros métodos de enseñanzas, otras escuelas, otras costumbres mas idóneas para la pedagogía y yo, que conocí en mis carne y en mi alma los otros, os felicito de todo corazón.

1 comentario:

  1. Gracias amigo Segundo por los relatos de tu infancia, y por tu enorme aportación a los alumnos y alumnas que lo lean, para que reflexionen y valoren lo que ellos tienen, y que vosotros no tuvistéis la suerte de tener.

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