1492-93 "Esclavos" de Niebla

La transición del siglo XV al
XVI, (III-IV Duque).

Juan de Guzmán, 3º Duque de Medina Sidonia: Nació en 1463, en Villarrasa y en casa propia, cuando el padre tomaba posesión del estado. De adulto le acompañó al cerco de Málaga y a la conquista de Granada, heredando la casa en 1492. Defendió el puerto de Sanlúcar, de las tarascadas de los reyes católicos, ocupándose a lo largo de 1493, tras la muerte de su padre, de tomar posesión del Estado, escuchando y atendiendo las quejas de los vasallos, en torno a los impuestos y la tierra. Estando los moros albañiles, que tenía el padre, ocupados en la obra del alcázar de Niebla, los vecinos pidieron que el médico, contratados para atenderles y pagado por el cabildo, también se ocupase de igual manera de los vecinos del pueblo. Molestos con el alcalde de los negros, solicitaron que no se inmiscuyese en cuestiones de blancos. En el resto del Estado, los reproches al Duque difunto fueron los habituales: haber acotado la caza para su diversión, dónde y cuándo no debía, y meter su ganado en tierras comunes, comiendo la hierba de los vecinos. A imitación del abuelo, Juan hubo de reprimir la voracidad de los ediles de Medina Sidonia.


En carta de 1493, les reprochó haber creado impuesto sobre el ganado. Con ello creció la renta del almojarifazgo en lo inmediato, pero el abuso ahuyentó a los albarranes.

Juan de Guzmán también tropezó con real pleito sobre sus puertos. Cerrados los menores, los reyes no pudieron clausurar Sanlúcar. Ni privar a la villa de su derecho a comerciar directamente con Berbería. Entre otras razones porque los barcos no podían subir a Sevilla a carga completa.

Heredó 96 esclavos “moros” en Niebla, blancos y negros. Casado con igual o mujer libre, es de notar que los hijos de “horro” o liberto, aparecen como esclavos. Oficiales de diferentes oficios, Juan de Guzmán, maestro de azulejos y esclavo, dirigía la fabrica del duque. En nómina aparece una mujer, de la misma condición: Leonor. El Guzmán practicaba el rescate. Cuando murió navegaba barco fletado a su cuenta, con 32 esclavos de rescate, que se devolvían al Cabo de Aguer, de donde los trajeron. Parece haber reunido 205 esclavos, de los que 29 eran mujeres y 12 canarios. Los más procedían de Málaga, cuya población fue repartida tras la conquista.

Emprendedor, Juan hizo de Los Millares una finca experimental, que llevaron esclavos. En la chanca de la almadraba elaboraban el atún, pescado por “compañía” formada por vecinos. Y era esclavo canario, el que hacía los “almaizares” o velos de algodón. Propietario en Gran Canaria, tuvo el Duque explotación azucarera. En Tenerife proyectó plantación de caña, regada por los ríos Abona y Abades, dotada de ingenio. Necesarios cuarenta esclavos para la plantación, tuvo que pedir licencia al rey de Protugal, para que uno de sus barcos pudiese recogerlos en la Guinea, con el fin de evitar el mal trato que les daban los portugueses. Éstos se pagarían con paños y otras mercancías.

Además de dos molinos se haría iglesia, donde los cristianos recibiesen los sacramentos y los esclavos conversión. Escasa y mala la caña de Tenerife, los esquejes se traerían de Gran Canaria, plantándole en tierra “gorda” y bien regada. El secano de la propiedad, serviría a los vecinos, que pagarían una tasa por meter cabras, ovejas, puercos y camellos. Para el trabajo en el ingenio se usarían yuntas de bueyes, a más de recua de acémilas o caballos. Se destinaban a cargar provisiones y sobre todo leña, necesaria para elaborar el azúcar.

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