Nuestro Patron San Walabonso

La leyenda de la breva de San Walabonso





Corría el mes de Junio del año 851 y por las tortuosas calles de Córdoba se veía una masa de gente alegre y bulliciosa que se dirigía a la plaza del mercado de la ciudad. De pronto, un religioso silencio, provocado por la curiosidad, dominó a la muchedumbre debido a la aparición de una comitiva que conducía a los adalides cristianos condenados a muerte.

Encabezaba la comitiva Walo de Lebla, seguido de Pedro y Wistrebundo de Ecija, Sabiniano natural de Freniano de la Sierra Morena, Habencio de Córdoba y el anciano Jeremías del monasterio de Tabanense.

Walo de Lebla un hermoso joven de unos 20 años llevaba el rostro demudado por el dolor que le producía los latigazos que le iba dando un sicario con un manojo de correas de cuero endurecido.

Aquella escena cruel, despertó la piedad de una Hermosa joven, que metiéndose entre los soldados, le ofreció una fruta de las que llevaba su cesto, una BREVA madura y rebosante de miel, para que mitigara su sed y aliviara un poco su dolor.

El Santo Mártir, acepto y le dio las gracias por su ofrenda.

Una vez llegaron al lugar de la ejecución los Santos Mártires fueron degollados, por el alfanje del verdugo, y puestos sobre grandes pilas de leña para quemarlos, con objeto de que los cristianos, no pudieran aprovechar sus reliquias.

Pero de la mano derecha de Walo, colgaba un objeto que brillaba con el reflejo del sol, era la BREVA, que de pronto se abrió y de ella salio una blanca paloma, que voló hacia el cielo entre la admiración de la multitud.

Una vez quemados, sus cenizas fueron arrojadas al Guadalquivir, y la muchedumbre se alejo cabizbaja y murmurante.

Debido a esta tradición legendaria cuando la imagen de nuestro Santo Patrón es llevado procesionalmente por nuestras calles se coloca en su mano con una cinta roja la simbólica y tradicional BREVA como dulce primicia estival y ofrenda en el día de muerte.

Niebla a 7 de junio 2009

La Hermandad

No hay comentarios:

Publicar un comentario