El silencio de sus
piedras
es voz de Historia,
enmarcada
por lunas de Ramadán
prendidas en tus
murallas.
Tus arcos y puertas
son
ojo que el aire
cabalga,
para traerte del
Tinto
canciones de espuma
y agua;
tus torres y
minaretes
(¡ oh, la piedra
hecha plegaria ! ).
Mástiles donde la
brisa
cuelga invisible
guirnaldas;
y tu río, amante
fiel,
-liguila flecha
escarlata-,
blando camino en que
ahogas,
con timidez, tus
nostalgia.
Juan Alcantara
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