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Dia 23 (Martes) a las 19:30 h. Misa en la capilla y traslado de Santa Maria a la Parroquia de Ntra. Sra. de la Granada.
Dias 24, 25 y 26 a las 19:30 h. TRIDUO.
Dia 27 (Sabado) a las 19:30 h. Función Principal en honor a Santa Maria .
Dia 28 (Domingo) a las 12:00 h. Misa y traslado a su Ermita.
Dias 24, 25 y 26 a las 19:30 h. TRIDUO.
Dia 27 (Sabado) a las 19:30 h. Función Principal en honor a Santa Maria .
Dia 28 (Domingo) a las 12:00 h. Misa y traslado a su Ermita.
El martirio de Santa Maria
Recuerdo de una mujer heroina y ejemplar Iliplense
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Quriendo el califa Mohmed ver a la hermosa Maria, natural de Elepla, de la región del imperio, hermana de San Walabonso, que había perecido en el suplicio hacia poco, se dieron ordenes para que fuese llevada desde el harén al salon del trono.
Maria, pálida y demacrada por los sufrimientos y el dolor, parecía una visión celestial o ángel bajado de los cielos.
Antes de ver al monarca, rehusó los vestidos preciosos con que querían adornarle, según era costumbre de los que iban a se recibidos en audiencia.
Para mas cautivar su ánimo le hicieron pasar antes por espléndidos jardines poblados de preciosas aves de Oriente y animales raros amaestrados, donde mil fuentes de jaspe tenían surtidores de limpias aguas.
De trecho en trecho se veían preciosas torres adornadas de azulejos, en cuya altura se percibían los arrullos de blancas palomas .
Después la tuvieron en el salón o palacio de las odaliscas, donde se hallaban ataviadas y perfumadas las más lindas jóvenes del imperio, haciéndola atravesar últimamente por la estancia de los jóvenes eunucos, que lq dirigieron palabras de gracia y donosura.
Maria con sus vestidos sencillos, su vista baja y humilde y sus manos ligadas con brazaletes de hierro, a todo permaneció indiferente.
Por fin, la campana de oro imperial colocada a la puerta de la sala del trono, anunció la hora de la audiencia.
En la estancia regia, a la cual se subía por una soberbia escalinata de mármol de Paros, con adornos de oro, se hallaba el sultán en riquisimo trono de oro y piedras preciosas, que ofuscaba la vista, y a su lado, en otro sillón no menos rico, estaba sentada la princesa Ofilia.
¿Quien ers tú? - le preguntó el califa.
soy - contesó Maria - la hermana de Walabonso y quiero tambien ir al cielo, donde él está.
¿Ignoras - interrumpió vivamente Ofilia - que mi padre, el jefe de los creyentes, puede condenarte o salvarte?. Ahí tienes preciosos vestidos y de aquí podrás salir, o al camino del suplicio, o hecha mi dama de honor.
-No ignoro lo que me dices - repuso Maria: - nada quiero de lo que me ofreces, pues los bienes y la felicidad de este mundo son caducos y perecederos; no así las venturas del cielo, que ofrece Dios a los que le siguen.
Abul- Motrefo, entonces, prorrumpió en tono airado:
Es una imbecil; llevarla a las cárceles y que el verdugo de la ciudad la decapite delante de mi palacio, para hacerle ver que soy más poderoso que el Dios de los cristianos y después de degollada, sea expuesto su cuerpo desnudo a la voracidad de los perros y a la verguenza publica.
Era el dia 24 de noviembre y a las puertas de las mazmoras de Córdoba se agolpaban las multitudes.
De su interior partían gritos de dolor: eran los sollozos del prelado Eulogio y los gemidos de los cristianos, que despedian a la Santa virgen María, que era conducida al suplicio.
Unos la besaba las manos, regándolas con sus lágrimas, y otros le hacian fervorosas súplicas.
Por fin, el obispo de Córdoba, hincado de rrodillas ante ella, la dijo:
- Que te acuerdes de tantos pobrecitos que dejas aquí en las prisiones y dile a Dios que se apiade de nosotros.
A lo cual contestóMaria:
- Descuidad, que pediré por vosotros en el cielo-.
Por fin sonaron las trompetas y Maria y Flora fueron sacadas violentamente de los calabozoz.
En los balcones del palacio esperaban la comitiva el califa Mohamed y la princesa Ofilia y enfrente el tajo de madera y el verdugo, vestido con traje escarlata y empuñando en sus manos un hacha horrible y pesada.
Al llegar al sitio del suplicio, Maria y Flora se abrazaron y besaron.
Maria, pálida y demacrada por los sufrimientos y el dolor, parecía una visión celestial o ángel bajado de los cielos.
Antes de ver al monarca, rehusó los vestidos preciosos con que querían adornarle, según era costumbre de los que iban a se recibidos en audiencia.
Para mas cautivar su ánimo le hicieron pasar antes por espléndidos jardines poblados de preciosas aves de Oriente y animales raros amaestrados, donde mil fuentes de jaspe tenían surtidores de limpias aguas.
De trecho en trecho se veían preciosas torres adornadas de azulejos, en cuya altura se percibían los arrullos de blancas palomas .
Después la tuvieron en el salón o palacio de las odaliscas, donde se hallaban ataviadas y perfumadas las más lindas jóvenes del imperio, haciéndola atravesar últimamente por la estancia de los jóvenes eunucos, que lq dirigieron palabras de gracia y donosura.
Maria con sus vestidos sencillos, su vista baja y humilde y sus manos ligadas con brazaletes de hierro, a todo permaneció indiferente.
Por fin, la campana de oro imperial colocada a la puerta de la sala del trono, anunció la hora de la audiencia.
En la estancia regia, a la cual se subía por una soberbia escalinata de mármol de Paros, con adornos de oro, se hallaba el sultán en riquisimo trono de oro y piedras preciosas, que ofuscaba la vista, y a su lado, en otro sillón no menos rico, estaba sentada la princesa Ofilia.
¿Quien ers tú? - le preguntó el califa.
soy - contesó Maria - la hermana de Walabonso y quiero tambien ir al cielo, donde él está.
¿Ignoras - interrumpió vivamente Ofilia - que mi padre, el jefe de los creyentes, puede condenarte o salvarte?. Ahí tienes preciosos vestidos y de aquí podrás salir, o al camino del suplicio, o hecha mi dama de honor.
-No ignoro lo que me dices - repuso Maria: - nada quiero de lo que me ofreces, pues los bienes y la felicidad de este mundo son caducos y perecederos; no así las venturas del cielo, que ofrece Dios a los que le siguen.
Abul- Motrefo, entonces, prorrumpió en tono airado:
Es una imbecil; llevarla a las cárceles y que el verdugo de la ciudad la decapite delante de mi palacio, para hacerle ver que soy más poderoso que el Dios de los cristianos y después de degollada, sea expuesto su cuerpo desnudo a la voracidad de los perros y a la verguenza publica.
Era el dia 24 de noviembre y a las puertas de las mazmoras de Córdoba se agolpaban las multitudes.
De su interior partían gritos de dolor: eran los sollozos del prelado Eulogio y los gemidos de los cristianos, que despedian a la Santa virgen María, que era conducida al suplicio.
Unos la besaba las manos, regándolas con sus lágrimas, y otros le hacian fervorosas súplicas.
Por fin, el obispo de Córdoba, hincado de rrodillas ante ella, la dijo:
- Que te acuerdes de tantos pobrecitos que dejas aquí en las prisiones y dile a Dios que se apiade de nosotros.
A lo cual contestóMaria:
- Descuidad, que pediré por vosotros en el cielo-.
Por fin sonaron las trompetas y Maria y Flora fueron sacadas violentamente de los calabozoz.
En los balcones del palacio esperaban la comitiva el califa Mohamed y la princesa Ofilia y enfrente el tajo de madera y el verdugo, vestido con traje escarlata y empuñando en sus manos un hacha horrible y pesada.
Al llegar al sitio del suplicio, Maria y Flora se abrazaron y besaron.
Maria llevaba al cuello una crucecita de oro, recuerdo de su hermano Walabonso. Antes de poner su cuello en el tajo de madera, las dos mártires pronunciron las palabras sacramentales de Cristo: "Señor, en tus manos encomendamos nuestros espíritus", al mismo tiempo que enviaban delicados besos a la cruz de una iglesia que se veia a lo lejos. Un redoble de tambores y trompetas dieron la señal al sicario y las cabezas de las virgenes rodaron por la tierra; siendo después mostradas al publico. Mas tarde valerosos cristianos durante la noche dieron sepultura a los cuerpos de la heroínas en el Campo Santo de los Mártires.
Las cabezas se conservan en una cripta en la Iglesia de San Pedro en Cordoba
Interesante blog, desde luego. Interesantes, así mismo, muchos de los datos que aquí se dan y que en parte desconocía de este mi pueblo vecino con el que me unen lazos de familia y amistad.
ResponderEliminarMis más sinceras felicitaciones desde Villarrasa. Si lo desean pueden también entrar en el blog: http://www.ceraroja.blogspot.com/ donde también podrán encontrar una míscelanea de datos y puntos de vista, donde mi "patria chica" cobra especial protagonismo.
Reciban un afectuoso saludo.
Fdo: "El Gitanillo"