Queridos Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar.
Desde la otra orilla de la fantasía y con el recuerdo lejano, aunque presente, de aquellas de ansiedad infantil, de aquellos ruidos nocturnos en lo que adivinamos los cascos de los caballos de su majestades, las escaleras de los pajes subiendo por los balcones y hasta ese rumor de voces que dejaban el ambiente de la sala relleno de un extraño aroma por la presencia de enigmáticos personajes de oriente. Desde esta realidad que vivimos a diario, quisiera manifestar mi deseo y exponeros aquellas cosas que me gustaría pedir para esa noche mágica, yo creo, que nunca dejaremos ser niños y que todo dependerá del momento y de sus circunstancias.
Quisiera levantarme a la mañana siguiente y sentir en el ambiente el convencimiento de quienes más puede en el mundo, acabando con la miseria, con el hambre y con el sufrimiento humano.
Quisiera levantarme a la mañana siguiente y leer la noticia de que había desaparecido el paro como por arte de magia, gracias a la voluntad de todos esos magos de oriente que han abierto sus manos al trabajo y a la solidaridad humana.
Quisiera levantarme a la mañana siguiente y poder abrir los brazos a una tierra limpia, donde todos tengamos las mismas oportunidades,los mismos derechos, sin prebendas distinguidas a cambio de algo.
Quisiera levantarme a la mañana siguiente y sentir el amor y la justicia en cada piedra de nuestro viejo pueblo.
Entonces me sentiría feliz.
No puedo levantarme sin ver la mano de quien mas lo necesita.
Por todo eso, queridos Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar, no paséis por alto mi carta, echarle, aunque sea un ojo, como aquí decimos, y si es posible, dejadme esa noche, al menos, la voluntad y el compromiso de poner la primera piedra, de solidaridad en este casi olvidado rincón del mundo.
Desde la otra orilla de la fantasía y con el recuerdo lejano, aunque presente, de aquellas de ansiedad infantil, de aquellos ruidos nocturnos en lo que adivinamos los cascos de los caballos de su majestades, las escaleras de los pajes subiendo por los balcones y hasta ese rumor de voces que dejaban el ambiente de la sala relleno de un extraño aroma por la presencia de enigmáticos personajes de oriente. Desde esta realidad que vivimos a diario, quisiera manifestar mi deseo y exponeros aquellas cosas que me gustaría pedir para esa noche mágica, yo creo, que nunca dejaremos ser niños y que todo dependerá del momento y de sus circunstancias.
Quisiera levantarme a la mañana siguiente y sentir en el ambiente el convencimiento de quienes más puede en el mundo, acabando con la miseria, con el hambre y con el sufrimiento humano.
Quisiera levantarme a la mañana siguiente y leer la noticia de que había desaparecido el paro como por arte de magia, gracias a la voluntad de todos esos magos de oriente que han abierto sus manos al trabajo y a la solidaridad humana.
Quisiera levantarme a la mañana siguiente y poder abrir los brazos a una tierra limpia, donde todos tengamos las mismas oportunidades,los mismos derechos, sin prebendas distinguidas a cambio de algo.
Quisiera levantarme a la mañana siguiente y sentir el amor y la justicia en cada piedra de nuestro viejo pueblo.
Entonces me sentiría feliz.
No puedo levantarme sin ver la mano de quien mas lo necesita.
Por todo eso, queridos Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar, no paséis por alto mi carta, echarle, aunque sea un ojo, como aquí decimos, y si es posible, dejadme esa noche, al menos, la voluntad y el compromiso de poner la primera piedra, de solidaridad en este casi olvidado rincón del mundo.
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