Este edificio es hoy propiedad del Ayuntamiento desde los tiempos de la desamortización, tergiversando sus sagrados fines.
Baste consignar que la estancia de las tropas francesas a las órdenes del mariscal Sonlt fue funesta para Niebla, destruyeron el Alcázar y lo que quedaba de algún esplendor de la época de los Condes quemaron las puertas de la ciudad, alojando también la caballería en la Iglesia de San Martín, donde puso también el deposito de sal. Las paredes de la Iglesia de Santa Maria las llenaron de caricaturas, dibujando alrededor del altar de la Patrona, la Virgen del pino, dos caras de gendarmes franceses, uno fumando un puro y el otro con sombrero Napoleónico, una bailarina, cariátide grande con cuernos, un gran rostro con largas barbas y abundantes cabellos y un toro con largas astas, seguido de un torero que lleva una pequeña gorra en la cabeza (descubierta al hacer una restauración ). Algunos vecinos de edad recuerdan que las tropas francesas también cometieron desmanes en la Iglesia de Santiago y lo que es fácil suponer en las demás Iglesias, que aceleraron su ruina, según lo hicieron en otra parte.
Texto de D. Cristobal Jurado
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