En la parte occidental de la vieja ciudad de Niebla en un promontorio de piedra, extramuros, se presenta a la vista del curioso viajero, una columna de gruesos cantos, denegrido por la acción de los siglos, rematada por una cruz sencilla de hierro, donde es fama y tradición, que durante la Edad Media se colocaban en aquellos sitio, pendientes de unas garfias, las cabezas ensangrentadas de los ajusticiados, para que sirvieran de escarmiento a las gentes.
Su emplazamiento solían ser los cruces de los caminos, a la entrada de los pueblos o en las plazas, es decir en lugares bien visible para que todo el mundo lo viese, incluido los forasteros.
En el lado izquierdo pegado a la muralla hay una placa que dice así:
Su emplazamiento solían ser los cruces de los caminos, a la entrada de los pueblos o en las plazas, es decir en lugares bien visible para que todo el mundo lo viese, incluido los forasteros.
En el lado izquierdo pegado a la muralla hay una placa que dice así:
LA Cruz del Consejo del pueblo de NIEBLA
por estar en estado ruinoso fue trasladada
reedificada aquí a instancia de:
Dña. Elena N Whishaw
siendo alcalde D. Domingo Rivero Gomez
en el año 1924 abonándose la obra con fondos
donados por el Sr. D. Ernesto H. Ingran
amante de España y bienhechor de los pobres
O. E. P. D.
por estar en estado ruinoso fue trasladada
reedificada aquí a instancia de:
Dña. Elena N Whishaw
siendo alcalde D. Domingo Rivero Gomez
en el año 1924 abonándose la obra con fondos
donados por el Sr. D. Ernesto H. Ingran
amante de España y bienhechor de los pobres
O. E. P. D.
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